El conocimiento de las propiedades de la coralina llega desde tiempos egipcios. Ellos ya la consideraban símbolo de vida y guía inestimable de los difuntos en su viaje al más allá.
Las coralinas presentan una gama de tonalidades desde anaranjado al rojo fuerte. Esos tonos rojizos son debidos a las trazas de óxido de hierro que contienen.
En la gemoterapia moderna se defiende la tesis que postula a la coralina como una buena guía cuando nos encontramos en situaciones de confusion en cuanto a qué camino seguir en nuestra vida dentro del momento actual.
A nivel energético, uno de los beneficios que se le otorgan es el promover estados de optimismo y alegría entre quienes la llevan, por lo que se recomienda en periodos de tristeza, dificultades o pesimismo. Además ese mismo optimismo nos libera de determinados sentimientos puntuales como la envidia o los celos que constituyan una barrera importante en nuestra calidad de vida y el seguir avanzando en crecimiento personal.
La coralina aumenta nuestra empatía, comprensión y disposición para amar incondicionalmente a quienes nos rodean, a ser más generosos con los errores de los demas y los propios. Aprender a dar sin esperar recibir nada a cambio, sólo por el hecho de participar en la felicidad de otros mejora nuestras relaciones. Nos libera de la negatividad y aporta relajación mental.
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