El 87% de la población mundial tiene carencia de vitamina D, un problema que se acrecienta en tiempos de confinamiento
La vitamina D pertenece al grupo de vitaminas liposolubles (Solubles en grasas) y por tanto nuestro cuerpo la trata de forma similar.
Está presente en pescados azules como caballa, chicharro, salmón, sardina o salmonetes y también en mariscos, huevos y lácteos. De hecho un 20% de ella la obtenemos de los alimentos.
El 80 % restante nos llega directamente del sol. Nuestra piel es la responsable de producir la vitamina D a partir de la exposición solar. Necesitamos al menos quince minutos, tres veces por semana para mantener los niveles adecuados de vitamina D en nuestro organismo.
¿Para qué nos sirve?

Entre otras funciones, la vitamina D mejora la absorción de calcio en los huesos por lo que ayuda a evitar la osteoporosis, el raquitismo y los problemas de crecimiento. Ayuda a regenerar el tejido muscular y por tanto participa en el buen funcionamiento de nuestro corazón. Ayuda a regenerar la piel, regula los niveles de glucosa en sangre, es esencial en el desarrollo cerebral y refuerza el sistema inmune, pero es necesario tomarla de manera adecuada.
De manera general, toda la población se ve más o menos afectada cuando tiene carencia de esta vitamina aunque quienes más necesidades tienen son bebés, personas mayores de 60 años, personas con problemas hepáticos, malabsorción intestinal y aquellas que consumen de manera frecuente antipiréticos o corticoides, debido a que requieren de una mayor cantidad en estas etapas de su vida.
Vitamina D y Covid-19
Son muchas las voces que proclaman la importancia de tomar vitamina D para evitar la enfermedad, debido a que mejora nuestro sistema inmune y a que se ha comprobado que esta vitamina está disminuida en pacientes afectados por covid-19.
La realidad es que este hecho no se ha recogido en ningún estudio científico de rigor hasta la fecha, tampoco se ha confirmado que los suplementos de vitamina D puedan ser necesarios para evitar la enfermedad, por lo tanto debemos ser cautos y pensar que la mejor prevención ante cualquier enfermedad es mantener de forma natural nuestros niveles de vitaminas y minerales con los consejos que solemos aportar en consulta que son habitualmente:
- Ejercicio físico diario adaptado a las circunstancias de cada persona y momento
- Alimentación saludable, cargada de productos frescos y de temporada
- Mantener una correcta hidratación bebiendo agua a lo largo de todo el día
¿Qué hacemos ahora?

Lo más importante es mantener la calma. Estar en casa no debe suponer que nuestros niveles de vitamina D se desplomen. De hecho existen ciertos hábitos sencillos que nos ayudan en este periodo de confinamiento a mantener nuestra salud en los niveles que deseamos como salir a la terraza, jardín o delante de nuestra ventana a media mañana por 10 minutos al día, con la protección adecuada e incluir al menos tres veces por semana alimentos como huevos, lácteos enteros (quesos, yogures, cuajadas), pescado azul, bebida de almendra (conocida como leche de almendras) y otros.
La suplementación con esta y cualquier otra vitamina se hace sólo en determinados casos y siempre bajo control para evitar efectos secundarios.
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